Me mareo con palabras e ideas inútilmente nacidas. No llegan a explicar quiénes somos, qué hacemos.
¿Será el lenguaje ya obsoleto? no explica lo que siento y veo.
Sueños, deseos, hechos nacen-mueren desde el átomo absoluto. Ahora puedo verlos.
Sólo existe el siempre, si me sumerjo al vacío de tus ojos. Iguales a los míos pero no idénticos, son un símbolo único. Allí se esconde el aprendizaje del no tiempo.
Manos se amarran soltando juntas, un notorio peso, desatando nudos de algún espacio dentro-lejos nuestro. Quizás del pecho. Secuencia torpe-perfecta nos dirige hacia nada-todo.
En el “mientras tanto” estamos de nuevo.
Acciones que repito eternamente, nunca volverán a ser las mismas.
Todo pasa.
Me doy vuelta a oscuras y algo me conversa. Una voz omnipresente de mi mundo interno: “Quien conduce mis ideas, es quien ha decidido enviarme hacia este mundo enfermo.”
Mente y cuerpo se disocian. ¿Quién escribe?...me mareo...
----Sabina Pirozzi
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